En este primer asalto Mourinho llenó el campo de ayudas defensivas y de coberturas escalonadas que consiguieron lentificar el juego del Barça. El portugués se jugó la carta de recuperar balones sobre el inicio del ataque catalán para acto seguido salir muy vertical sobre Milito, Pandev o Eto’o. Digno de elogio fue el sacrificio y el sentido colectivo mostrado tanto por Cambiasso como por Motta. El excelente marcaje zonal sobre Leo Messi fue una constante que además consiguió el efecto deseado. La pulga perdió el 29% de los balones de su equipo y acabó harto de tanta congestión en el centro del campo.
Pero la copa de los inmortales aún no ha dictado sentencia. El Barça presentará su candidatura a la gloria ante un Inter que intentará resistir a cualquier precio. La Champions siempre nos regala un encuentro excepcional y éste, sin ningún tipo de dudas, será el choque del año.
¿Firmará el Barça el partido perfecto?
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