13 diciembre 2010

UN CASTIGO EXCESIVO


Analizar los partidos única y exclusivamente por el resultado final además de arrastrar alguna injusticia puede llevar a un resultado erróneo y equivoco. El Mallorca fue sancionado con un castigo excesivo y no se mereció esta derrota que llegó en las postrimerías del partido. Es cierto que los rojillos cometieron errores pero la penalización final fue excesiva y un tanto injusta.
Cuando toca jugar contra un rival que basa su estilo en el sacrificio colectivo y en la intensidad defensiva el compromiso con la posesión del balón debe ser un arma utilizada con inteligencia y solvencia.
Inicialmente Michael Laudrup colocó a su equipo con el dispositivo habitual para intentar así combatir la red tejida por el Racing. Con Joao Víctor y Martí protegiendo las espaldas de De Guzmán las apariciones de Castro y Pereira desde los flancos debían ayudar a abrir la lata cántabra. Pero no ocurrió así. El Mallorca contó con mucha posesión del balón pero no consiguió, sobre todo en la primera parte, hacerla efectiva en campo contrario. Manejar con criterio el esférico no significa llenar el partido de pases cortos o conducciones. Al Mallorca le faltó combinar su posesión con cambios de orientación en largo y desmarques de ruptura. Esto hubiera ayudado a salvar la presión asfixiante de los centrocampistas del Racing que se encontraron excesivamente cómodos durante demasiados minutos de juego.
Por su parte Miguel Ángel Portugal buscó y encontró un partido tosco en donde el juego en las áreas fuera mínimo. Para ello colocó a Lacen y Colsa sobre la medular obligándolos a trabajar por delante de los centrales. Además sumó a jugadores dotados para el juego de combinación pero les otorgó muchas funciones defensivas. Adrián, Munitis y Kennedy acabaron jugando demasiado encorsetados y siempre dieron la sensación de estar mucho más pendientes del juego defensivo que del ofensivo.
Con el resultado igualado Laudrup optó por buscar el partido metiendo más jugadores por delante del balón. Webó y Víctor se juntaron como delanteros añadiendo a N’Sué y Pereira que se movieron tocando la profundidad. A todo ello hubo que sumar las aportaciones de Martí y Joao que se alternaron en su búsqueda por incrementar más efectivos a la zona de ataque. Las ocasiones llegaron pero no se aprovecharon. Entonces el Racing, que había resistido gracias al trabajo táctico defensivo, aprovechó su última oportunidad para llevarse los tres puntos en juego. Los tópicos pueden servir para explicar el resultado final pero lo cierto es que el Mallorca también asumió algún riesgo excesivo que le acabó costando el partido.

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