Este talento prodigioso ha sido capaz de aglutinar y magnificar un cuño futbolístico casi único. El Barça y la Selección se han alimentado de su capacidad para solucionar problemas y para destruir los repliegues más voraces e intensivos. Su juego convierte las largas posesiones del balón en eficaces y destructivas. El mejor medio centro del mundo consigue mezclar la lentitud de la conservación con los pases verticales casi definitivos. El cóctel es letal para sus adversarios y precioso para los espectadores.
Su capacidad creativa y su inventiva parece infinita. Sólo él es capaz de hacer lo más adecuado para cada situación sin equivocaerse casi nunca. Este futbolista que se merece un reconocimiento mundial es el verdadero arquitecto del fútbol.
P.D. El balón de oro ya tiene propietario moral, ahora sólo falta que llegue el galardón físico.
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