Mucho despliegue, presión aguerrida y línea de cobertura altiva. José Luis Mendilibar irá a la guerra con todo. Mandará su mensaje de juego valeroso e intentará buscar las cosquillas por fuera. Los laterales mallorquines serán sometidos a un acoso y derribo constante. Antonio López y Ximo tendrán un verdadero examen. Cejudo y Lamah tienen talento, desborde y pase hacia el corazón del área. Cerrar ese grifo de juego será obligación. Llorente sigue manteniendo esa chispa de listeza y sabiduría que compensa su menor velocidad. Confiarse, con él enfrente, es empezar a perder.
Tres
derrotas consecutivas siempre pesan y la ventaja mental será para el Mallorca.
Pero los de Caparrós tendrán que esconder bien sus defectos si pretenden salir
airosos del Sadar. Perder cero balones, en el primer pase, después de la
recuperación y en campo propio, será aumentar la perspectiva de victoria. Por
cada balón perdido en esta tesitura aumentará casi en un 10% las posibilidades
de derrota.
Será un partido duro, difícil y con un aire a batalla
táctica importante. El repliegue mallorquín contra el despliegue navarro con
velocidad, en ambos equipos, de tres cuartos de campo hacia delante
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