El Mallorca volvió a demostrarlo. El fútbol debe verse por encima de las
estadísticas. El Valencia tuvo más posesión, más localización y hasta más tiros
a gol. Pero el Mallorca marcó y terminó ganando con solvencia y autoridad.
Joaquín
Caparrós lanzó a sus mejores futbolistas contra un equipo que contaba con
excelentes argumentos de combate. El Mallorca, teniendo el resultado a favor, siguió coqueteando con la pérdida del control del partido. El técnico de Utrera arriesgó, decidió agotar sus cambios y volvió a conseguir resultado. Alfaro entró por Pereira y Arizmendi saltó al terreno de juego para anotar la sentencia con una asombrante clarividencia.
El cartabón formado por Conceiçao, Geromel y Aouate ya no dio más opción. La pareja brasileña estuvo hermética durante los repliegues, en los balones centrales y laterales, así como en estrategia. A ello se sumó el éxito de un portero que cada vez aparece cuando más se le necesita.
En resumen se sumaron tres puntos de una calidad mayor. Es imposible cuestionar la propuesta Caparrós. Ésta puede gustar más o menos pero está perfectamente ejecutada. El Mallorca defiende con inteligencia, se adapta y es eficaz. Buscar falta de exquisitez en el juego de este equipo sería tan injusto como injustificable. Los de Caparrós contraatacan bien y defienden mejor.
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