02 septiembre 2013

SIGUEN ATURDIDOS


El Mallorca no es el Real Madrid o el Barcelona de la Segunda División. Ese papel, en la categoría de plata, está huérfano. Simplemente no existe.  Cada categoría tiene su fútbol y el Mallorca sigue compitiendo fuera de lugar. Los rojos han jugado los tres primeros partidos como si fueran los últimos y la ansiedad ya se ha adueñado de todos. No reconocer los errores arbitrales sería tan falso como tapar los disparates propios. Sí, el Mallorca ha tenido mala suerte con los arbitrajes pero su juego está rozando el ridículo. Buscar un único culpable no será la solución. Desde todos los ángulos, tanto deportivos como institucionales, se han cometido errores y empezar ha aplicar soluciones es muy necesario. Las tres derrotas, los goles encajados y anulados, las expulsiones, los errores tácticos, el agarrotamiento y la falta de intensidad reconocida por los propios jugadores deberían servir para algo.
Seguir mirando el objetivo final, sin ser eficaz minuto a minuto, será una condena insuperable. José Luis Oltra debe voltear toda esta situación. Él es el entrenador y dentro de sus funciones está manejar este tipo de estados. Lo primero, y a la vez más importante, es tejer un buen plan de combate. Un equipo debe adaptarse a la realidad de sus futbolistas y el Mallorca tiene virtudes pero también limitaciones. Proteger a los centrales es una pura cuestión de supervivencia. Coberturas más profundas, ayudas de laterales y asistencias de pivotes pueden aligerar el estrés defensivo. Sellar la portería propia debe convertirse en prioridad. El ataque, en sus diferentes formas, tendrá que estar supeditado a la manera de protegerse y no al revés. Ningún equipo del mundo puede soportar tantos errores defensivos y éstos deben terminarse ya. 

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