La temporada del Mallorca está siendo mediocre, triste y
tremendamente aburrida desde todos los ángulos de vista. A estas alturas de la
competición solo evitar la debacle del descenso, al pozo de la Segunda B, es
opción. Y ese objetivo es demasiado poco
para una institución como el Real Mallorca.
Pero adaptarse a la realidad es tan
necesario como imprescindible. Los aires de grandeza solo pueden enturbiar y
perjudicar en este final de campeonato. A partir de ahora el calendario es tan
exigente como peligroso y amarrar puntos que eviten el estrés de los últimos
partidos es imprescindible. Hacer cábalas sobre el posible puntaje es absurdo.
En fútbol las victorias, como las derrotas, son imprevisibles.
Ganar el próximo
envite debe ser siempre el objetivo rojo. El Mallorca tendrá que medir fuerzas
como local contra Tenerife, Betis, Ponferradina y Girona. Tres equipos metidos
en tareas de ascenso y otro buscando la salvación. Y para los partidos como
visitante tocará rendir visita a Sporting, Numancia, Albacete y Mirandés. Todos
altamente complicados. Y más teniendo en cuenta la cara que ha mostrado, en sus
últimos partidos, el conjunto bermellón lejos de Son Moix.
Vencer al Tenerife, con autoridad futbolística, otorgaría
una tranquilidad totalmente necesaria para un Club que no puede permitirse ya
más titubeos. El propio entrenador ha marcado el partido como
fundamental. Es así. La trayectoria, de dos puntos conseguidos de dieciocho
posibles, debe romperse y éste es el momento. Una derrota abriría una herida
muy difícil de suturar.
Para este partido capital es previsible ver un Mallorca
mucho más protagonista con el balón. En el último partido se tocó el sistema de
juego, la organización y la ocupación del campo. Con ello se consiguió una
mayor solidez defensiva a cambio de hipotecar prácticamente todo el juego de
ataque. Encontrar un fútbol mucho más equilibrado y jugar los dos partidos, el
defensivo y el ofensivo, aumentará las posibilidades de éxito.
En fútbol jugando mejor siempre aumentan las posibilidades
de victoria. El Mallorca tiene que afrontar este partido de importancia capital
con la mayor implicación posible. No hay excusa. Ganar al Tenerife es el precio
de la tranquilidad.
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