La
clasificación de Segunda División no miente. El mejor equipo de todos manda con
tiranía una categoría muy inferior, a la Primera División, pero bastante
exigente. Después de treinta seis jornadas de campeonato hay una afirmación que
apunta a realidad absoluta. Nadie, hasta el momento, es mejor que el Betis.
Cincuenta y nueve goles a favor le otorgan vitola de amenaza. Es letal en
ataque y eficaz en defensa. Nadie ha conseguido más victorias globales ni más
puntos como visitante. Las estadísticas, en esta ocasión, son reflejo del juego
tirado sobre el césped. En Segunda División se puede jugar bien al fútbol y
ganar el ascenso directo siendo campeón. Pepe Mel ha conseguido conjugar partidos muy vistosos con resultados
positivos.
Lo mejor de
este equipo, sin duda, es su ataque. Mucha progresión con sus dos laterales.
Casado y Molinero se incorporan continuamente en tareas de amplitud. Ambos
tienen licencia para llegar y así lo hacen. Por delante Dani Ceballos también
pone talento con desequilibrio. Este joven futbolista tiene muchas
posibilidades de futuro.
Este equipo, además de clarividencia, también
tiene músculo. Xavi Torres o N'Diaye pueden ayudar a trenzar o a recuperar.
Kadir, desde el juego exterior, puede buscar situaciones de superioridad por
dentro y forzar mucho a pivotes o centrales contrarios. En cualquier caso el
gran peligro se encuentra en la línea de vanguardia.
Rubén Castro
y Jorge Molina se han convertido en pesadilla para muchos defensas de la
categoría. Unen desmarques de ruptura con apoyo y aceleran cerca de la portería
adversaria. Los cuarenta goles, conseguidos por ambos delanteros, no son fruto
de la casualidad y el Mallorca tendrá que sujetarlos con excelentes
marcajes.
Los
mallorquines están obligados a incrementar su intensidad de juego defensivo. De
lo contrario no tendrán ni la más mínima opción de empate. El rival cuenta con
un talento superior y será necesario aplicarse al máximo en tareas de
recuperación para, justo después, lanzar contraataques que obliguen al desgaste.
El partido es
una excelente oportunidad para zanjar dudas del compromiso. Jugar contra el
líder es una tarea apasionante que debe reforzar la motivación de un equipo que
está rindiendo, escandalosamente, por
debajo de sus posibilidades.
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