El Mallorca tiene
herramientas suficientes para salvar la categoría con solvencia. Este equipo no
está, ni de lejos, entre las cuatro peores plantillas de la Segunda División. La
responsabilidad, ahora mismo, ya está sobre el césped.
Los futbolistas tienen
que empezar a dar la cara ante un objetivo de perfil tan bajo como asumible. Pueden y deben hacerlo. No es lo mismo meterse entre los seis mejores que evitar terminar entre los peores.
Fernando Vázquez también está obligado a encontrar un rendimiento mucho más
elevado. Evoluciones como las del
partido de Soria ni pueden ni deben producirse más.
La aptitud de esta
plantilla es capaz de asumir el reto de la permanencia. La afición, junto con
el propio Club, no se merece el castigo de padecer un final de temporada con
la soga al cuello.
No quedan excusas posibles.
Toca rendir. Es la hora de los futbolistas.
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