Ambos equipos se presentaron a la batalla de Los
Pajaritos con bajas de calado. El Mallorca tenía que salvar el problema de su
centro del campo y los numantinos buscar alternativa al perfil izquierdo. El
choque se inició con voltaje e intensidad competitiva pero siempre por parte
del mismo equipo. El Numancia hizo mejor todo su trabajo. Ganó una victoria
siendo totalmente justa e incluso algo corta. Jamás hubo opción real, ni tan
siquiera, de empate.
Fernando Vázquez decidió, con buen criterio, no tocar su
línea defensiva. Desplazar a un central titular, sobre la medular, hubiera
supuesto tocar dos líneas dentro del sistema de juego. Y simplemente movió una
pieza. Kasim acompañó a Damià. El Mallorca no tuvo intención de trenzar juego
y, además, perdió absolutamente el control del partido. En el centro del campo se juntaron muchos jugadores con muy poco espacio y el resultado fue un partido con mucha dificultad para lanzar pases desde la medular. Aquí los mallorquines sufrieron de verdad. Kasim persiguió pero no acosó y Damià se vio superado.
El Numancia ha mejorado exponencialmente sus prestaciones
defensivas. Solo un gol encajado en los últimos cuatro partidos anunciaban
solidez y fortaleza. Atacar, o contraatacar, el sistema defensivo de Jagoba
Arrasate no se presentaba como una tarea sencilla. Para ello los mallorquines
juntaron a Ortuño con Oscar Díaz como punta de lanza. Estuvieron completamente
desactivados además de desasistidos. Ambos fueron substituidos y jamás
inquietaron a la línea de cobertura del equipo soriano.
La velocidad de Lago Junior podía lastrar la velocidad de
Regalón y Callens. También fue imposible. Colocado en banda, a una distancia
sideral del área, fue imposible sembrar amenaza real. Jugando como delantero,
dentro de este sistema, puede tener más posibilidades de rendimiento y
eficacia. El Mallorca está metido en un problema real que debe afrontar con celeridad. La presión tan atrasada, jugando contra según que equipos de la Segunda División, supone más un inconveniente que una ventaja. Ahora mismo adaptarse al adversario, en según que circunstancias, puede ser una estrategia a valorar. La luz de alarma está encendida y la ansiedad por el resultado puede aparecer en cualquier momento. ¿Qué hará Fernando Vázquez?
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