El Mallorca debe seguir jugando en esta competición teniendo presente que sus prioridades y objetivos han variado sustancialmente. A partir de ahora, con la permanencia asegurada, el objetivo final ha ascendido varios escalones y los componentes de la plantilla tendrán que afrontar este nuevo cambio de rol. Para meter la cabeza en Europa, ya sea en el glamour de la Champions o en la Europa League, se hace imprescindible asumir el reto que implica tener que sumar de tres en tres. Para ello es necesario variar la mentalidad y adquirir esa voracidad que acaba por mejorar el rendimiento general.
Para este primer partido, de esta nueva liga que hay que afrontar, Gregorio Manzano optó por lidiar con Aduriz y Víctor en línea de vanguardia volviendo a acercar a Borja a la fase de elaboración del juego. El sistema del 1-4-4-2 con Borja ejerciendo sus funciones en el centro del campo cuenta con ventajas pero también con algún inconveniente. En esta posición el madrileño aumenta en la fabricación del fútbol de ataque pero también extiende su desgaste al tener que asumir más responsabilidad defensiva. Desde su situación, y sin su espalda demasiado protegida, está obligado a correr y cerrar líneas de pase para así ayudar a sus compañeros de línea. Pero en esta ocasión el dispositivo planteado por Manolo Preciado ayudó a maquillar los aspectos negativos y a potenciar los positivos.
El técnico cantabro decidió, forzado por las circunstancias, desplazar a Miguel de las Cuevas al lado izquierdo y colocar a Matabuena por delante de los dos centrales. Con esta decisión Rivera quedó desprotegido y con demasiado recorrido por asumir. Al medio dentro del Sporting se le acumuló el trabajo, tanto ofensivo como defensivo, y el Mallorca se acabó adueñando de la zona de medios. El partido quedó completamente decantado en favor de los mallorquines y sólo un cambio de actitud, un gol de estrategia o alguna directriz táctica enviada desde los banquillos podía alterar la estructura del partido. Y aunque Preciado decidió dar entrada a Maldonado, acercar a Miguel de la Cuevas a la zona ancha y colocar a Bilic como referencia nada varió la dinámica del juego.
El Mallorca consiguió borrar a su adversario del terreno de juego siendo claramente superior en el aspecto táctico. Además consiguió una supremacía en prácticamente todos los duelos individuales y en todas las zonas del campo. El resultado debe ser catalogado como justo, contundente y en esta ocasión hace honor al juego desplegado por ambos contendientes
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