Ganar un partido no será
sencillo pero lo difícil será perpetuarlo en el tiempo. Un poco más de
elaboración, con pases de seguridad, después de la recuperación no es pólvora
suficiente para cambiar la tendencia de los ataques o contraataques. Tocará
mejorar mucho más.
Gregorio Manzano vistió
al Mallorca dentro del 1-4-4-2 pero con algunas diferencias, respecto a su
predecesor, que ya se hicieron visibles. Escogió su línea de cuatro
zagueros y movió su zona activa de presión siendo más alta. Dos medios centros,
Pina y Márquez, con la colaboración por fuera de Pereira y N'Sue para blindar y
pegar en la medular. Y el talento de Giovani como eje sobre el que debía
pivotar todo el ataque rojo, eso sí, con la escolta de Víctor. El mexicano fue
la amenaza que incomodó a los centrales contrarios. Centrado, como más escorado
en banda, se volvió a convertir en el mejor jugador vestido de rojo.
Se mejoró gracias al infortunio.
Hutton se quedó fuera por lesión, N'Sue ocupó el lateral, Hemed se juntó arriba
y Giovani, escorándose a la banda, se vistió de pasador. Y aquí los
mallorquines fueron mucho más incisivos y claros. Pero en lugar de llegar la
victoria se presentó la bofetada de un balón parado que Osasuna supo
aprovechar. Al final en una última jugada afortunada se consiguió salvar un
empate, más que justo, que debe servir para encarar el próximo envite con algo
más de aliento.
1 comentario:
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