09 diciembre 2013

UN PUNTO LLENO DE CASTA


Primera parte frenética y con un ritmo endiablado. Ambos equipos jugaron sus bazas a ganador y el resultado fue unos primeros cuarenta y cinco minutos espectaculares. Eso sí, durante el primer cuarto de hora sólo un equipo se manejó adecuadamente sobre el terreno de juego. Y fue el Numancia. Ya después, en inferioridad, los futbolistas mallorquines tiraron de garra y esfuerzo para ganar un punto merecido. 

Durante la temporada hay instantes de marcar territorio y el Mallorca no pudo aprovechar uno de ellos. Empate que marca siete de nueve pero que clarifica el esfuerzo ofrecido. El partido no fue nada sencillo. De hecho, ningún partido lo suele ser. El Numancia vendió cara su piel y trabajó para llevarse algún premio de Son Moix. En frente apareció un Mallorca batallador que supo jugar, con mucho esfuerzo y sacrificio, algunas de sus cartas. Es de justicia reconocer que tuvo demasiadas cosas en contra y, así mismo, consiguió salvar un empate. 

José Luis Oltra decidió con respecto a las circunstancias. En esta ocasión metió, de nuevo, a Alfaro de abrelatas. El número veintiuno intentó abrir brecha entre líneas. En retaguardia, sobre el eje, se colocaron Nunes y Geromel con la escolta de Ximo y Kevin en flancos. Sí, en defensa hubo eficacia. Pero no sólo gracias a la línea de zagueros sino también apoyados sobre una buena línea de presión. Los rojos empiezan a jugar como un bloque y cada vez se muestran más graníticos y con menos fisuras. Y en este partido lo hicieron con un futbolista menos.

Juan Antonio Anquela volvió a proteger la espalda de su futbolista más valioso. Antonio Tomás y Regalón escoltaron hasta el infinito a Julio Álvarez. El número diez se colocó entre líneas y, desde allí, lanzó pases para desequilibrar. Y a bien que lo hizo. El solito se encargó de forzar la expulsión de Thomas y hacerse con el control total de la medular. Sólo Alex Vallejo, cuando salió al terreno de juego, pudo mitigar su jerarquía. 

El Mallorca se defendió con uñas y dientes para salvar el empate y esto empieza a clarificar el estilo a adoptar. En Segunda División la actitud es sagrada. Con estos siete puntos se ha tranquilizado todo un poco y el trabajo de los profesionales del esférico será un poco más sencillo. 

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