01 diciembre 2013

UNA VICTORIA DE JERARQUÍA


Los futbolistas hicieron su trabajo y conquistaron Ipurúa. Hubo cierta revolución en la alineación y funcionó. No se debe olvidar que los problemas institucionales sólo son excusa de perdedor para los futbolistas y, en esta ocasión, no fue necesario ni mencionarlos. Ahora bien el Mallorca es un polvorín que necesita más bomberos y menos pirómanos. Desde hace demasiado tiempo la afición sólo recibe directos al mentón y ahora la crisis ya está instalada en todos los estamentos del club. El consejo de administración no hace más que sembrar vientos y, aunque no es una excusa válida para los profesionales del balón, lo cierto es que no ayuda al crecimiento institucional. Más bien todo lo contrario. El hartazgo ya está alcanzando niveles casi insoportables.

Abajo, en el césped, hubo cierta mejoría. Sobre todo en la segunda parte. Los futbolistas ni pueden ni deben buscar más excusas. Ya está bien. Ellos, junto con el cuerpo técnico, son los máximos responsables de su parcela. El fracaso, o éxito, deportivo es básicamente imputable a ellos. Demasiados futbolistas rindiendo por debajo de sus posibilidades reales han estado condenando a un equipo que puede y debe dar mucho más.

El entrenador, José Luis Oltra, decidió y acertó. Colocó un cuadrado de fortaleza para obtener un poco más de protección aérea. Nunes y Geromel de centrales con Thomas y Bigas por delante. Y surtió el efecto deseado. N'Sue y Alex Moreno se desplazaron al juego exterior y Geijo marcó la referencia. Por su parte Alfaro se encontró algo incómodo sobre el terreno de juego. No pudo encontrar su hábitat de lucimiento pero curiosamente fue el autor del gol de la victoria.

Gaizka Garitano fue fiel a su recetario. Trabajo, trabajo y más trabajo. El Eibar coaccionó la medular con una fuerte presión. Dani García y Errasti mezclaron con la eficacia adecuada y Albentosa con Añibarro cerraron el eje de su defensa. Pero fue el número catorce el que más brilló por encima del resto. Recuperó, equilibró y asistió. Y gracias a su trabajo el Mallorca no pudo, durante los primeros cuarenta y cinco, encontrar la pausa adecuada en ataque.

Ya en la segunda parte se dio un paso al frente llegando con mucho más peligro. Es una victoria de jerarquía que debe valorarse como tal. Ahora el objetivo se centra en conseguir nueve puntos de nueve posibles. ¿Será posible?

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