20 enero 2014

BÁLSAMO FUTBOLÍSTICO


Era obligación y se cumplió. Hubo acierto, trabajo y eficacia. El Mallorca, por fin, supo jugar un partido con la autoridad suficiente y demostrar su superioridad. Hubo momentos, de repliegue intensivo, pero ejecutados con la eficacia deseada. Si se amenaza a la contra, defender muy atrás y con diez, no significa debilidad. Todo depende del despliegue y aquí el Mallorca estuvo diligente. 

José Luis Oltra decidió y cambió algunas cosas. Cadamuro se vistió de rojo para colocarse de central. El argelino no se complicó la vida y brilló. Su punta de velocidad es un regalo para el eje de la zaga que ahora tendrá una alternativa más. Bigas se juntó con Thomas en la medular quedando bandas sobre Alex y N'Sue. En vanguardia Alfaro, se vistió de media punta, con la referencia de Gerard amenazando constantemente a la defensa contraria. El número nueve, además de participar en los tres primeros goles, estuvo muy dinámico e incisivo. Jugando así su titularidad parece imposible de romper. Su posición fue altamente combustible para Kiko Olivas y Martí Crespí que se sintieron amenazados y, en algunas ocasiones, perdieron orientación de marca. 
Por su parte Miquel Olmo también tocó su alineación. Longás y Llorente fueron por dentro, muy pendientes de defender, ayudados por un Arteaga perfilado más en banda. Sólo alguna salida de  Collantes y la bajada de atención, después del tercer gol mallorquín, pusieron una ligera incertidumbre en el control del partido.    

El Mallorca supo jugar sus bazas en todo momento. Con la lesión de Ximo, Víctor se movió a la media punta, N'Sue cerró el lateral y Alfaro quedó escorado. Después de la expulsión el repliegue fue intensivo pero nunca se renunció al contraataque y el Sabadell terminó hincando la rodilla. Con este resultado los rojos se quedan a tres puntos del líder y  deben seguir avanzado por este camino de mucho trabajo y buen juego. 

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