La primera
media hora de partido rozó el ridículo y tocó el esperpento. El Alcorcón
simplemente borró del terreno de juego a su rival aplastándolo y
arrinconándolo. Sólo un penalti de Babin, escandalosamente no señalado por el
árbitro, y una tímida llegada de Alex Moreno no pueden salvar una primera parte
para anotar y recordar. El Mallorca no podía eludir su responsabilidad y lo
hizo a medias. Tocaba medir fuerzas contra un rival limitado pero con algunos
aspectos que podían jugar en contra. Entrenador nuevo, campo limitado y
condiciones meteorológicas adversas fueron suficientes para igualar a un
Mallorca demasiado débil. Los mallorquines siguen erráticos y, aunque es justo
reconocer que mejoraron en la segunda parte, conquistaron un punto que debe
considerarse como demasiado escaso. Los empates, viniendo de derrotas, son
insuficientes para un equipo que tiene como objetivo el campeonato.
José Luis
Oltra se vistió con su traje nuevo y volvió a obtener un resultado pobre. Los
cambios empezaron en línea de retaguardia. Ximo se fue al eje para cerrarlo con
Bigas. Antonio López y N'Sue se vistieron de laterales. Y se apostó por un
trivote en la medular. Generelo, Iriney y Thomas intentaron poner tiza en la
medular pero no consiguieron hacerse con el control absoluto del partido.
Alfaro quedó más escorado y algo desaparecido y Gerard no marcó
diferencias.
Por su parte
Bordalás lógicamente no pudo tocar las características de sus futbolistas y fue
a la batalla con lo puesto. Tiró de ilusión, esfuerzo y entereza defensiva. Y
fue suficiente. Babin con Verdés en el eje se bastaron para cerrar una defensa
que no mostró muchas fisuras. El Alcorcón fue velocidad arriba y poca cosa más.
Jugar bastantes minutos con un futbolista menos no le pasó factura. Aguantó y ganó
su punto.
El Mallorca
tiene un problema de juego y esconderlo no lo arreglará. Seguir por este camino
no dará el ascenso directo y realmente se ponen en peligro hasta las posiciones
de play off. El tiempo ya juega en contra de los mallorquines que tienen que
asumir su falta de contundencia. No hay mejoría y sólo cabe confiar en un
cambio de tendencia que hasta ahora no se ha producido.
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