16 febrero 2014

GIGANTE CON PIES DE BARRO


El fútbol no es matemático y las adversidades se presentan para superarlas. Encajar un gol no es excusa para perder el norte y, simplemente, terminar atacando por acumulación. Este equipo, jugando de esta manera, ya no es aspirante a la zona noble. El ascenso directo es quimera y el play off peligra claramente.
 
El Mallorca cuajó media primera parte realmente buena. Comenzó con un juego trenzado y bien ejecutado. Buen planteamiento táctico inicial con una excelente resolución futbolística. Era un encuentro para buscar las cosquillas por dentro y los rojos así lo hicieron. José Luis Oltra retocó su planteamiento. Doble pivote, Generelo e Iriney, con Alfaro metiéndose de abrelatas. La lectura táctica fue excelente. Los mallorquines atacaron los espacios más débiles de su rival siendo claramente superiores en casi todos los apartados del juego. Pero todo cambió con el gol de Eldin. Los mallorquines simplemente se fueron abajo y dejaron de competir. La defensa volvió a ser porosa y se perdió toda sensación de superioridad.

Quique Hernández cuenta con un equipo peculiar. La anarquía de Sissoko suele obligar a Héctor Yuste a moverse hacia delante y dejar espacios aprovechables a su espalda. Eso, unido a la fragilidad en el eje, debía ser un buen caldo de cultivo para los ataques rojos. Pero sólo fue así hasta el gol del Hércules. Después hubo anarquía y un juego lleno de sin sentido.  La línea de retaguardia siguió dando síntomas de endeblez y poca solvencia. Cadamuro y Bigas se vieron claramente superados en contras, Antonio López no pudo terminar el partido y Ximo acabó siendo sustituido.

La competición apunta hacia su final y el margen se estrecha. Recortar distancias, con respecto a las primeras posiciones, es una obligación que no se puede eludir. Aquí hay muchos responsables y los jugadores también tienen que asumir su cota de responsabilidad. La situación del entrenador parece enquistada y sí sólo se mantiene por dejadez institucional la irresponsabilidad es supina. Ha llegado el momento de poner el problema encima de la mesa, abrirlo y buscarle solución. El fútbol de élite  es rendimiento y el Mallorca, hace demasiado tiempo, que se alejó de la posibilidad de éxito.

 

 

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