El
fútbol no es matemático y las adversidades se presentan para superarlas.
Encajar un gol no es excusa para perder el norte y, simplemente, terminar
atacando por acumulación. Este equipo, jugando de esta manera, ya no es
aspirante a la zona noble. El ascenso directo es quimera y el play off peligra
claramente.
El Mallorca cuajó media primera parte realmente buena. Comenzó con
un juego trenzado y bien ejecutado. Buen planteamiento táctico inicial con una
excelente resolución futbolística. Era un encuentro para buscar las cosquillas
por dentro y los rojos así lo hicieron. José Luis Oltra retocó su
planteamiento. Doble pivote, Generelo e Iriney, con Alfaro metiéndose de
abrelatas. La lectura táctica fue excelente. Los mallorquines atacaron los
espacios más débiles de su rival siendo claramente superiores en casi todos los
apartados del juego. Pero todo cambió con el gol de Eldin. Los mallorquines
simplemente se fueron abajo y dejaron de competir. La defensa volvió a ser
porosa y se perdió toda sensación de superioridad.
Quique
Hernández cuenta con un equipo peculiar. La anarquía de Sissoko suele obligar a
Héctor Yuste a moverse hacia delante y dejar espacios aprovechables a su espalda.
Eso, unido a la fragilidad en el eje, debía ser un buen caldo de cultivo para
los ataques rojos. Pero sólo fue así hasta el gol del Hércules. Después hubo
anarquía y un juego lleno de sin sentido.
La línea de retaguardia siguió dando síntomas de endeblez y poca
solvencia. Cadamuro y Bigas se vieron claramente superados en contras, Antonio
López no pudo terminar el partido y Ximo acabó siendo sustituido.
La
competición apunta hacia su final y el margen se estrecha. Recortar distancias,
con respecto a las primeras posiciones, es una obligación que no se puede
eludir. Aquí hay muchos responsables y los jugadores también tienen que asumir
su cota de responsabilidad. La situación del entrenador parece enquistada y sí sólo
se mantiene por dejadez institucional la irresponsabilidad es supina. Ha
llegado el momento de poner el problema encima de la mesa, abrirlo y buscarle
solución. El fútbol de élite es
rendimiento y el Mallorca, hace demasiado tiempo, que se alejó de la
posibilidad de éxito.
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