El Mallorca
sigue deambulando por la Segunda División sin ningún tipo de jerarquía
futbolística. No es favorito a nada y sigue ofreciendo más dudas que
seguridades. Analizar el fútbol que han ofrecido los mallorquines hasta ahora,
sin tener en cuenta los desastres institucionales, es tan necesario como
saludable. Los rojos no se han adaptado. Tampoco han encontrado el camino del
rendimiento eficaz. Y durante prácticamente todo el partido se volvió a ofrecer
un fútbol escaso y poco autoritario. Ni ataques trenzados ni progresiones
directas sino más bien todo lo contrario. Sólo alguna segunda jugada y un error
de Prieto, en una intervención, fueron la escasa munición roja. El Mirandés
hizo algo más para llevarse los tres puntos aunque el empate final puede
considerarse justo.
José Luis
Oltra tuvo que tocar, por obligación, su línea de retaguardia. La primera
decisión fue colocar a Aouate bajo palos. Kevin apareció en el perfil
izquierdo, Agus con Cadamuro en el eje y Ximo sobre el lateral derecho. La
línea defensiva tuvo algún problema sobre el eje que, curiosamente, rectificó
Agus. Dos pivotes por delante, Iriney y Generelo, para intentar ganar una
medular que no se ganó. Alfaro buscó su espacio entre líneas y mantuvo una
dinámica aceptable mientras que Marco Asensio, mientras jugó, destiló las
únicas gotas de talento individual.
Por su parte
Carlos Terrazas calcó a su equipo tal y como se esperaba. Defensas, con mucha
experiencia, muy arropados por las dimensiones del terreno de juego. Iván
Agustín ejerciendo labores de equilibrio, contención y salida. Sus movimientos
en triángulo, protegiendo a centrales y medias puntas, supusieron un bastión
casi imposible de franquear. Pablo Infante lanzó estrategia y Mújika con Muneta
e Iriome lanzaron llegadas.
Al final, lo
terrible del partido no sólo fue el resultado sino la sensación que se volvió a
ofrecer. Siguiendo por este camino peligra la zona Play Off. Y aunque el
discurso de Oltra, de puertas hacia fuera, parece más que agotado conviene no
olvidar la responsabilidad de los futbolistas.
Éstos, están rindiendo por debajo de sus posibilidades reales de
rendimiento y deben empezar a rectificar.
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