El partido empezó de la peor
manera posible. De nuevo repliegue intensivo, gol en contra de estrategia y
presión sin sincronizar. Durante la primera media hora de partido se
persiguieron sombras y la derrota, con mal juego, planeó sobre los futbolistas
del Mallorca.
Pero justo cuando peor
pintaba llegó un error grosero de la zaga periquita y Giovani dejó la igualada
en el marcador. A continuación llegó el golazo de Márquez y, a partir de aquí,
el plan de los rojillos cobró mayor posibilidad.
Inicialmente Joaquín
Caparrós cumplió su promesa. Pereira saltó de titular sobre el césped de
Cornellà-El Prat pero, en esta ocasión, fue para firmar un partido más discreto
que efectivo. Pina y Márquez se juntaron en la medular retrasando en exceso su
posición y alargando el juego de Baena. Víctor junto con Giovani debían
representar la amenaza en ataque. Y el mejicano lo hizo. El número nueve se
convirtió en salvavidas. Hizo de ancla, superó líneas de presión, fue en apoyo,
rompió en ruptura y además tuvo eficacia. Giovani Dos Santos crece partido tras
partido y se está convirtiendo en la única esperanza que tira el Mallorca sobre
sus contrarios.
El vasco Aguirre movió sus
piezas y dañó la organización del juego mallorquina.Puso a Longo como delantero,
Sergio García se escalonó y dejó limpia la banda derecha para Javi López. El
Mallorca retrasó más su repliegue y Raúl Baena apareció como salvador. Ocupó
mucho campo, pudo alargar sus incorporaciones y terminó por convertirse en un
auténtico pulmón.
El Mallorca
vuelve a encontrarse con la derrota y sigue mostrando síntomas realmente graves.
Por más que se insista en el repliegue ultra intensivo se sigue siendo
permeable y poco eficaz en defensa. Los contrarios encuentran portería con
demasiada facilidad. No es necesario cambiar el estilo, si el entrenador no
quiere, pero sí la ocupación. Tomar decisiones con respecto al juego se ha
convertido en una necesidad total.
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