27 abril 2013

EL EMPATE NO SE PUEDE DESPRECIAR




No es partido terminal pero sí de importancia capital. Conquistar tres puntos siempre es el objetivo final pero, en esta ocasión, eludir el descalabro es casi imprescindible. La derrota abriría brecha y colocaría a los rojos en una posición altamente incómoda.  El Zaragoza lo sabe e intentará hacer sangre. Su trayectoria es tan nefasta como la del Mallorca y bajo el escudo de la afición intentarán disparar el condicionante de la presión ambiental.
En cualquier caso conviene recordar que este rival también tiene vergüenzas que esconder. Su dinámica negativa tampoco es fruto de la casualidad. Loovens es agujero y Álvaro, el mejor central para Manolo Jiménez, no siempre puede salvar el centro de la defensa. Sapunaru no será baja y la capacidad creativa de su centro del campo tampoco es para deslumbrar. Movilla con Apoño suelen regar  trabajo físico en la medular mientras Romaric, con sus anárquicas conducciones, puede desequilibrar tanto a su propio equipo como al adversario. Eso sí, los maños cuentan con una amenaza capaz de cambiar el curso del encuentro. Él es Hélder Postiga. Gregorio Manzano tendrá que decidir el nombre de su pareja de centrales valorando las características de este buen delantero. Errar en la elección podría incrementar las posibilidades de derrota.
Para este partido, siempre buscando la victoria, no conviene despreciar el empate. Sumar lo dejaría todo abierto para las últimas cinco jornadas. Y a estas alturas ya es necesario habituarse a la presión del resultado obligado. El momento, de ganar o perder, está a punto de llegar y afrontarlo con naturalidad será más beneficioso que perjudicial.
Al final el fútbol colocará, de forma justa y natural,  a cada equipo en su sitio. Los tres que pierdan la categoría se habrán hecho merecedores de una deshonra que manchará el currículum individual de todos sus responsables.


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