Es el
presupuesto más bajo de la Primera División y, sin embargo, su juego tiene la
jerarquía y la ambición de un equipo superior. Esta temporada el Rayo Vallecano
se ha encargado de recordarnos que el presupuesto de un equipo no siempre es un
condicionante insalvable.
Elegir, un
estilo u otro, debe depender de las características de los futbolistas y no del
dinero que cobran por jugar. Paco Jémez ha tomado bastantes decisiones
controvertidas pero, a la vez, muchas veces eficaces. Coquetear con la defensa
de tres, jugar con laterales muy profundos, decidirse a salir con el balón
jugado y trenzar ataques elaborados son señas de identidad de equipo grande. El
Rayo juega arriesgando a ganador casi hasta el infinito. Todo o nada; ese es su
lema. Catorce partidos ganados, dos empates y quince derrotas certifican esta
filosofía en su juego. Sólo tres equipos, entre ellos el Mallorca, han encajado
más goles y, sin embargo, sus cuarenta y cuatro puntos enseñan un objetivo ya
cumplido. La salvación está asegurada pero parece no ser suficiente. Este
equipo no se conforma. Quiere más.Pinta a partido bueno, con ritmo y con cierto punto de alternativa. El Mallorca cuenta con dos elementos en ataque que pueden agujerear la línea de cuatro zagueros contraria. Alfaro y Giovani. Estos dos futbolistas pueden picar desmarques a la espalda de laterales y, sobre todo, de centrales y dañar la estructura defensiva del adversario. Pero conseguirlo no será suficiente. Gregorio Manzano ya ha anunciado su línea titular de defensas y éstos tendrán que estar más diligentes que contra el Celta. El Mallorca ha tenido, durante toda la temporada, un problema mayúsculo en el eje de su zaga y en este partido tendrá la necesidad de minimizarlo.
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