En los últimos treinta años me cansé de oír que todo está inventado y que sólo los futbolistas, con su talento, deciden los partidos. Sí, efectivamente, son
ellos los que ganan y pierden pero acomodarse, sobre esta afirmación, es tan falso como
erróneo.
He visto muchas evoluciones, innovaciones y posibilidades tácticas detrás de incontables
partidos.
Cuánto más conoces este deporte más dudas te asaltan.
Escucho, leo y veo a grandes Papas vender verdades como dogmas de fe. Pero sólo es eso; su dogma
de fe. La verdad absoluta no existe. No hay un estilo mejor que otro. Aquí todo el mundo puede
escoger su manera de jugar y nadie posee la pócima del juego perfecto.
El fútbol está vivo y en continuo proceso de crecimiento. Aquí siempre hay margen
para la mejora, la innovación y la sorpresa. Y este trabajo corresponde a los miles de entrenadores
que se calzan las botas, bajan al verde y trabajan sin descanso. Ellos son los
que realmente hacen progresar este deporte. Los demás sólo miramos.
P.D. Él también innovó y ganó
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