Mejorar, avanzar y sacar un resultado positivo son obligación. En fútbol hay instantes de sí o no y para los mallorquines ya ha llegado este momento. La inmediatez del resultado se ha ganado a pulso, son dos puntos conquistados de treinta y tres jugados, y no queda alternativa posible. Toca mejorar para, esta vez, puntuar.
En frente, un equipo que presenta una trayectoria
fantástica y un estado anímico casi desbordante. El Betis va a la guerra con
todo lo que tiene; sin especulaciones.
Los futbolistas andaluces meten garra, fuerza y raza combinándolo con una
táctica alegre pero con gotas de precaución. Sus movimientos de presión son
realmente exigentes. Es correr hacia delante para no tener que retroceder
después.
En la medular dos jugadores
trabajando a destajo para que un faro ilumine el centro del
campo; Beñat. Él es la clave. Detenerlo debe convertirse en prioridad. Su
talento, unido a una gran visión periférica, es capaz de romper cualquier línea
de cobertura de primera división.
Dos fórmulas para encontrar
portería adversaria. Combinación, con trenzado de ataques más o menos
elaborados, y contraataques realmente letales. Hasta cuatro futbolistas se
suelen implicar en salidas verticales y efervescentes. Rubén Castro y Jorge
Molina suman gol, Juan Carlos pase, Campbell potencia y Pozuelo podría
representar la alternativa.
Habrá una batalla dura,
cruenta e intimidatoria en la medular y el que gane, aquí, probablemente
decantará el partido de su lado. Si el Mallorca recula, es temeroso en sus
movimientos defensivos y juega conservador presentará candidatura a una derrota
casi segura.
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