No había más espacio para la derrota y, por fin, se obtuvo la victoria. La figura del entrenador no es inquebrantable y, además, está sujeta a erosión. Entorno y, sobre todo, resultados estaban mellando a Joaquín Caparrós. El técnico de Utrera empezaba a estar contra la pared y era uno de los más necesitados de victoria. Y justo en el momento más crítico de todos ha llegado el dulce gusto de la victoria fuera de casa.
El Mallorca inició con
Bigas y Nunes en el eje más la escolta de Kevin y y N’Sue. La medular quedó
repartida entre tres futbolistas. Pina, Márquez y Martí debían apuntalar una
medular que, en ocasiones, se sujetó y a ratos se perdió. Arizmendi, Giovani y
Víctor quedaron como posibilidad de amenaza.
Por su parte Pepe Mel salió
dispuesto a finiquitar el partido por la vía rápida. También tres por dentro.
Rubén Pérez, Cañas y el omnipresente Beñat para nutrir de balones a Campbell,
Castro y Molina. El Betis tuvo la fortuna de encontrarse con un gol inicial que lo espoleó hasta el
infinito. Aquí el Mallorca no supo encontrar su espacio y la superioridad
posicional sevillana decantó el partido. Los de Mel pudieron cerrar el
encuentro pero no lo supieron hacer y terminaron pagando con derrota.
El Mallorca logró sumar tres
puntos que deben acercarle a la tranquilidad de un trabajo más sosegado. Sólo
se ha abierto brecha y ahora toca lo más difícil; tener continuidad.
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