La liga de Segunda División es larga pero no eterna.
Buscar excusas amparadas en el arbitraje, la fortuna o los errores absurdos
sólo sirve para ganar tiempo y el Mallorca empieza a perder el margen de
error. Las evidencias se encuentran en
las sensaciones y, sobre todo, en el juego y aquí el Mallorca resultó
claramente perdedor. José Luis Oltra
planteó un partido de conveniencia total para su adversario. El Deportivo, por
convicción y sistema, suele esperar errores para matar al contraataque o a
balón parado. Y así pasó. Fernando Vázquez tiró de su manido repliegue y sembró
de trampas la medular. Los mallorquines jugaron con la posesión pero sólo,
durante algunos instantes de la segunda parte, tuvieron el control. Siendo más
ficticio que real. La endeblez en la
estrategia defensiva empieza a producir cierto hartazgo. Cada córner es
sensación de puro peligro y aquí, como en otros apartados del juego, hay
empeoramiento y no mejora.
Ya con el resultado en contra y en inferioridad se apostó por la línea de tres. Fue curioso ver, como en ocasiones, se hicieron movimientos similares a una zaga compuesta por cuatro. Aspecto que fueron corrigiendo, sobre todo en la segunda parte, para tener instantes de opción.
Mención aparte
merecen dos futbolistas, uno de cada equipo. En el Mallorca se ve a un Marco Asensio
que empieza a pedir paso de titular. Jugando más centrado puede filtrar pases
terminales que ayuden a desahogar el ataque bermellón. Y en el conjunto gallego
es necesario destacar a Culio. El número
diecinueve fue un verdadero gladiador al servicio del conjunto. Lucha, garra y
talento exquisito a balón parado que fue una condena para los jugadores
mallorquines. Ya con el resultado en contra y en inferioridad se apostó por la línea de tres. Fue curioso ver, como en ocasiones, se hicieron movimientos similares a una zaga compuesta por cuatro. Aspecto que fueron corrigiendo, sobre todo en la segunda parte, para tener instantes de opción.
El Mallorca ya ha jugado catorce partidos y sigue titubeando en demasiadas aspectos del juego. No es hermético en el posicionamiento defensivo, es tremendamente poroso en la estrategia y sigue dando palos de ciego a la hora de presentar el estilo de juego. A partir de ahora ya se abre una pregunta de difícil respuesta. ¿Puede José Luis Oltra girar una situación que parece imposible de voltear?
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