Marco Asensio
es ya, por derecho propio, la joya de la corona en la cantera del Mallorca.
Joven, hambriento y con mucho desparpajo está empezando a brillar por encima
del resto. En un equipo huérfano de mucho talento, y en Segunda División, ya se está haciendo notar. Pero la prudencia
debe acompañar la carrera de este joven futbolista. La historia está llena de
excelentes inicios con sonoros fracasos y mimar su progresión es obligación. De
momento, en élite, ha lucido en los
instantes finales de los partidos y su continuidad debe ser paulatina. Cargar
una responsabilidad excesiva puede, o no, ser contraproducente. Por eso sus
preparadores, que son los que más y mejor lo conocen, deben gotear su presencia
en el primer equipo. Sí, puede jugar pero debe hacerlo en el tiempo y la medida
adecuada. Un mal partido no debe ser condena y un gran pase no puede ser sacado
del contexto. Marco Asensio tiene que alargar e incrementar su cota de
rendimiento fijando un objetivo en su punto de mira; la eficacia continuada.
A sus
diecisiete años ya cuenta con un talento técnico importante además de una
avidez táctica pulida. Su buena visión periférica le otorga dotes de pasador,
cuenta con buena conducción y no se arruga en el regate. Además su exquisito
toque de balón hace que las acciones estratégicas puedan ser más eficaces.
El problema
puede aparecer en la excesiva necesidad que tiene el primer equipo. El fútbol
es un deporte colectivo que se nutre del individualismo. Ahora mismo el
Mallorca tiene la obligación de atacar las dos primeras plazas de la
clasificación y la exigencia es total. No hay tiempo para el error y Marco no
debe jugar notando la presión. Su juego implica riesgo y simplemente tiene que
disfrutar jugando al fútbol. Encontrar su
momento será tarea para José Luis Oltra. El mejor preparador de la cantera
siempre termina siendo el entrenador del primer equipo. Él tendrá que regular y
encontrar los momentos adecuados. La afición, así como todo el entorno, debe
respetar el proceso natural de crecimiento futbolístico.
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