Se acabaron los
experimentos. El margen se estrecha y el próximo rival, en Son Moix, volverá a
ser un Dios. Las cuatro derrotas consecutivas están marcadas en rojo y el
cambio de tendencia ya no es necesario, empieza a ser imprescindible. Este
partido de Liga será muy diferente al enfrentamiento de Copa. Aquí jugarán las
primeras espadas y tanto las precauciones como los envites serán mayores.
Para el Mallorca recuperar
la solidez defensiva es un aspecto prioritario. Se han encajado once goles en
estos últimos cuatro encuentros y estos guarismos impiden ser competitivo casi
a cualquiera. Variar el rumbo es obligatorio ya que seguir por este camino
garantiza la derrota. Un equipo de este perfil ni puede ni debe ser tan
vulnerable. Aquella sensación de inmunidad, de principio de temporada, ya se ha
perdido; toca recuperarla.
El
rival tiene potencial y debilidad. Sólo ...
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