La batalla
por controlar el juego fue realmente encarnizada. El Mallorca apostó a ganador
por banda. Allí Pereira, con los desdoblamientos de N’Sue, hicieron su daño y
cercenaron al lateral Ayoze. Arizmendi también sumó gracias a su entrega y
constancia. Tiró diagonales hacia dentro y provocó incerteza en los defensores
contrarios. Parecía que todo podía ser de color rojo pero se terminó pintando
de blanquiazul.
El Deportivo
ganó la batalla del centro del campo. Bergantiños y Domínguez controlaron la
medular y Valerón, sin entrar en exceso con el balón, se aprovechó de ello. Los
de Oltra manejaron una superioridad numérica que pudieron hacer efectiva
durante demasiados minutos. Con Hemed y Víctor demasiado profundos y alejados
de Martí y Pina el agujero estaba hecho. Durante toda
la primera parte ambos equipos mostraron su fortaleza pero el Deportivo golpeó
y marcó. Y a partir de este gol el cambio de tendencia fue posible pero ya no
alteró el resultado. El Mallorca tiene que recuperar su posición defensiva de jerarquía pero, además, tiene que mejorar en su propuesta de ataque. Confiarlo todo a la estrategia o al contraataque es poca munición. Los ataques no pueden ser ...
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