24 noviembre 2012

JUGAR SIN RED




El Rayo es un equipo a blanco o negro. No hay matices; es ganar o perder. Línea de cuatro zagueros, generosamente avanzada, otorgando espacios y asumiendo un estilo que, en ocasiones, parece demasiado para el talento de sus futbolistas. El riesgo se asume con naturalidad y el resultado es el número de goles encajado. Su portería ha sido perforada hasta en veintinueve ocasiones y la sensación de inseguridad defensiva es una realidad.  
Además Paco Jémez también ha coqueteado con tres centrales y dos extremos, no laterales, en las alas. Últimamente lo está empleando más como recurso, si el resultado es adverso, lanzándose como un poseso sobre la portaría adversaria. Dentro de esta dinámica de juego ha conseguido cinco victorias, seis derrotas y, tan sólo, un empate. 
En el aspecto individual se hace necesario destacar claramente a dos futbolistas. Javi Fuego, con su trabajo y dedicación no exenta de calidad, ya se ha convertido en el sostén de la medular. Y arriba en la finalización ha aparecido el brasileño Leo Baptistao. Rápido, con fortaleza y habilidad,  será una verdadera amenaza para cualquiera de los cuatro zagueros mallorquines. Él es capaz de superar, por velocidad, a cualquiera de los defensores que Caparrós le lance. Vigilancias ofensivas, sobre su posición, seguidas de un marcaje férreo lleno de ayudas defensivas y repliegue, ante su potente contraataque, serán una clara necesidad
Siete partidos consecutivos encajando gol han abierto una herida en el aspecto defensivo sobre el comportamiento de todo el colectivo. Los rojos están obligados a presentar una fortaleza mayor y a cerrar, con más autoridad, todos los pasillos que conducen al tiro a gol del adversario. ¿Lo conseguirán?

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