Recuperar sensaciones, mejorar en aspectos defensivos y sellar la portería de Aouate son objetivos a fijar y conseguir.
Es más que probable que Paco Herrera recupere su 1-4-2-3-1 con el que tan cómodos se encuentran algunos de sus futbolistas. El contraataque, junto con la velocidad en su línea de vanguardia, es su mayor virtud. Mucho más importante serán las transiciones que la posesión. El equipo que consiga ser rápido y eficaz en despliegues y repliegues tendrá la victoria casi en el bolsillo.
Los gallegos cuentan con la
ruptura de Iago Aspas. Suele picar al espacio y tiene un peligro que tendrá que
ser minimizado. El recurso del fuera de jugo o repliegue con cobertura profunda
serán necesidad. Él será la auténtica amenaza en línea de ataque; pero no la
única. Por banda derecha jugará uno de los descubrimientos en este inicio de
campeonato. Es Augusto Fernández. Su participación dentro del entramado
ofensivo gallego es casi vital. Él desahoga la salida, otorga profundidad y,
además, brilla en los pases de calidad hacia el punto de penalti. En ocasiones
se acerca a pivotes, colaborando en la construcción, pero su mayor rédito lo
obtiene cerca de la línea de banda. La lucha de Bermejo y el trabajo del danés
Krohn-Dehli sumarán en la mejor línea de este equipo que no debe tener
problemas para alcanzar su objetivo a final de temporada.
No hay que olvidar que los
rojos llegan a esta batalla, después de seis derrotas consecutivas, encajando
un número de goles casi insoportable. En este tipo de situaciones es importante
hacer “reset” y volver al origen. El cuadrado formado entre centrales y pivotes
debe volver a tener aquella jerarquía defensiva que evitaba goles y daba
puntos. En un equipo como el Mallorca ni puede ni debe haber concesiones en
según que aspectos del juego. Contraatacar bien y defender mejor son
fundamentos que deben grabarse a fuego.
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