En ocasiones
todos los jornaleros del balón deberían reflexionar sobre el espectáculo que
ofrecen a sus clientes. Este primer partido, sobre todo los primeros cuarenta y
cinco minutos, fueron realmente flojos y, además, con pocas consideraciones
vistosas.
La primera
parte fue realmente espesa. El fútbol ofrecido careció de verticalidad,
velocidad y profundidad. Los dos equipos se enzarzaron en un juego plano en
donde su consigna prioritaria fue; simplemente esperar. Inicialmente el Mallorca se presentó con un equipo diferente pero, a la vez, competitivo. Joaquín Caparrós le regaló un caramelo a Kevin para formar junto a Fontàs, Geromel y Ximo en la línea de retaguardia. El doble pivote ...
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